Durante más de 5000 años, la seda se ha considerado un tejido especialmente exclusivo y refinado. Su brillo luminoso, suave caída y capacidad para adoptar colores intensos garantizan que las prendas y los accesorios fabricados con este material tengan un acabado único y lujoso. Es, por tanto, suave y ligero al contacto con la piel, y naturalmente transpirable, lo que potencia su comodidad.
El cultivo de la seda es originario de China, y gran parte de la producción se sigue realizando en Asia. Sus fibras finas y resistentes se encuentran en los capullos de los gusanos de seda, que se procesan con cuidado hasta obtener hilos para su posterior tejido en prendas como camisas, corbatas o pañuelos. La seda se puede encontrar, así mismo, mezclada con lana o algodón, proporcionando suavidad y brillo a prendas de punto o trajes.